miércoles, 13 de enero de 2010

Interesante articulo

Este es un interesante articulo que encontre en busca del nuevo rol de los padres modernos titulado

Papás solteros que se han convertido en madres


Hay hombres que, por diferentes razones, crían a sus hijos solos. Aunque no planearon ser mamá y papá al tiempo, son todo para sus niños. Les contamos tres historias asombrosas de padres que nos abrieron su corazón contándonos su difícil misión: sacar adelante a sus pequeños.



“La vida me cambió un mil por ciento”

César Escola es reconocido porque fue presentador del programa Francotiradores, del magazín Día a Día y también el director musical de la obra teatral Casino. Sin embargo, pocos saben que la faceta de su vida que más disfruta es la de ser papá soltero. “Uno siempre tiene el proyecto de vida de ser padre algún día”, comenta. En la juventud era una emoción lejana, pero desde hace cuatro años, cuando fue a Argentina y vio la experiencia de un amigo que había adoptado un niño y no salía de la casa si no era con la pañalera o los teteros en un bolso, se ilusionó con la relación amorosa padre e hijo.

Aunque fue criado por su papá y su mamá, se dio cuenta de que con la adopción era posible sacar un niño adelante, así no estuvieran los dos. Cuando llegó a Colombia, coincidencialmente su amiga Lucía Madriñán estaba en proceso de adopción, y eso lo hizo interesarse más por el tema. Pero el detonante para que tomara la decisión de adoptar fue la nota que tuvo que hacer para salvar el hospital Materno Infantil. “Viví una experiencia importante cargando en mis brazos una bebé de 7 meses que fue abandonada. Se me partió el corazón y al salir del hospital ya sabía lo que tenía que hacer”, recuerda.

De inmediato, se puso en contacto con la Fundación Pisingos e inició el proceso de adopción que duró 14 largos meses, en los cuales asistía trimestralmente a talleres para aprender a ser papá y saber si estaba preparado. “Es más difícil ser padre adoptante que biológico, porque implica responsabilidad, descubrirse a sí mismo y romper barreras. Hay que demostrar que se es hábil mentalmente, socialmente y que se quiere formar una familia”, afirma el presentador.

Ya tenía 43 años cuando comenzó el reto de ser papá soltero adoptando un niño. El proceso estuvo lleno de miedos, temores y logros. “Siempre se puede renunciar, pero lo que hice fue preparar el corazón para recibir el hijo que Dios, el Cosmos o Alá me mandara”, asegura.

Antes de que llegara su bebé a la casa se preguntó lo mismo que todos los padres adoptivos en algún momento piensan: cómo será y qué enfermedades sufrirá. Pero las charlas con el genetista lo tranquilizaron y lo prepararon para amar desde el primer momento sin saber las características del niño.

Se estaba acercando diciembre y él soñaba con su mejor regalo: tener al pequeño antes de Navidad. Pero eso dependía de la situación legal del niño, del seguimiento del comité de asignaciones y de poder encontrar la compatibilidad entre el padre y el menor.

No fue sino hasta marzo cuando recibió la llamada y una carta donde le hacían el ofrecimiento. Le restaba terminar de entregar los papeles y una vez el juez dictó la sentencia sobre la patria potestad del niño, le dijeron que existía la posibilidad de que la entrega se efectuara al día siguiente. El pánico se apoderó de él, quiso saber la edad y el sexo para recibirlo con al menos una muda de ropa, pero eso solo se lo dijeron el día de la entrega.

Por fin llegó el gran momento, a las once de la mañana le avisaron que todo estaba listo en 45 minutos. Por supuesto, los planes del día quedaron cancelados. “Lo único que tenía que hacer era vestirme digno para el momento, le avisé a mi hermano y él también suspendió todo. No podía ser de otra forma, es uno de los momentos más emocionantes, porque es la primera vez que ves a tu hijo”.

Era un bebé de 14 meses, así que lo cogió en los brazos y sintió susto, era Martín, su anhelado bebé. “No hay reversa en esas cosas, porque recibes la responsabilidad más grande de la vida”, afirma.

Desde que llegó a la casa y hasta el día de hoy, César duerme con un ojo abierto, vela por su sueño, se levanta en la noche, le pone la mano en el pecho para saber si está respirando bien y lo abriga mientras duerme. “Admiro más a mi madre. Yo crío a Martín con la ayuda de Sandra, la niñera, pero a mi vieja le tocó sola y no tenía quién le ayudara a limpiar la casa”.

El nuevo nieto, sobrino y primo ya viajó a Argentina y toda la familia lo conoció, quedaron encantados y el apoyo fue incondicional. Escola dice que son similares en la personalidad y que con el tiempo los gestos se van adquiriendo. Nadie lo creería, pero cuando se ríen son tan parecidos que es imposible negar su parentesco.

El vínculo

Se debe entender que así exista todo el cariño del mundo, no es igual el hijo biológico que se reconoce desde el primer día, que cuando llega dos años después de nacido. Hay que tener un poco de paciencia para desarrollar el sentido de correspondencia, porque el miedo a la nueva persona no se pierde de un momento a otro. “Martín era muy bebé, así que pude ver los primeros pasos, las balbuceadas y las palabras, aunque siempre decía papá, ahora dice mi papi”.

Escola reconoce que le cambió la vida un “mil por ciento”, porque está primero su hijo que todo lo demás; en las comidas, las salidas y las decisiones, incluso en los viajes donde al corazón se le hace difícil despegarse.

Desde que empieza la rutina de Martín, César está con él. Cocina, prepara el almuerzo y hasta saca tiempo para jugar. Los fines de semana los pasa en la casa de Valentina, la hija de Lucía Madriñán.

“El niño es el que enseña, porque no hay un manual para esto, no es difícil pero tampoco fácil. Al verlo indefenso, uno tiende a protegerlo si se va a golpear, pero él se gana su independencia”. Como papá soltero hace las veces de protector, del que pone los límites, del que se ríe y el que hace todo. Por ahora, a Martín no le ha hecho falta una mamá, ni tetero cada tres horas. Duerme de corrido, está fuerte y sano.

La verdad

Uno de los miedos de los papás es que en algún momento el hijo se vaya cuando se entere de que no está con el padre biológico, sobre todo en la época de las preguntas. “No se puede ocultar la historia de las personas, uno debe estar preparado para responderlas a cabalidad, tiene que decir la verdad para que él lo entienda. Porque por delante está el amor de ambos”, afirma.

César se ha propuesto hacer de su hijo una persona de bien, quiere que sea bueno, independientemente de la profesión que escoja. Como a Martín le encantan los aviones, se atreve a decir que tal vez será piloto. Pero mientras crece, disfruta la comida, el baño, una palabra nueva, el fútbol y le encanta dormir siesta. “Es maravilloso porque cuando se duerme se deja mirar y se escucha respirar”.

Asegura que volvería a adoptar y cuenta que algunos amigos que lo vieron con Martín, se animaron e iniciaron los talleres de adopción.

César se siente aún muy joven y nunca quiere dejar a su hijo solo. “La vida pone las cosas en el momento que es, si me preguntan qué me gustaría poseer ahora, diría que me encantaría tener diez o quince años menos con la misma experiencia para poder vivir esos años de más al lado de Martín”.

Y lo puede seguir en: este enlace

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